a ti
Tormenta. Que deja esa paz y quietud tan sublime. Olor a preticor y no a enfado de lunes en cada una de las calles de por aquí. Los truenos ya no asustan, la lluvia ya no moja, traen la calma que a veces me falta cuando me levanto desarropada. Pero yo, valiente y audaz, me calzo mis botas para volver a caminar. Quizás el camino esta mañana sea más denso de lo normal, pero no importa ni la mitad porque al final nos volveremos a encontrar.
A ti, que traes tormentas ruidosas que asustan, pero que no hieren. De esas que calan el alma y no los huesos. A ti, que detrás de cada trueno traes aliento y después te dejas llevar por el viento.
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