DIME
Y dime, qué haremos cuando el cielo se apague, cuando tu mano roce mi espalda, cuando tus labios sellen los míos, y tus ojos me perpetuen en el firmamento. Cuando la risa sea nuestro único testigo, la brisa rompa tu camisa y yo ahí me sienta poetisa. Dime, qué haremos cuando las luces nos guíen a escondidas, cuando acabe el día, y ya no queramos tener tiempo de huida. Dime...
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