Dispara

Aprieta el gatillo con tanta fuerza que es imposible que sea capaz de sortear esa bala, es imposible salir ilesa de esta vorágine de sentimientos, de deseos apagados que buscan la salida. Sus ojos se tensan, mis piernas nerviosas se paralizan, para qué salir huyendo si me va a alcanzar, no va a haber tiempo a gritar, ni a suplicarle que me dé una oportunidad.

Mi corazón pende de un hilo, pero sé que el suyo también, y no le puedo culpar porque fui yo la que entré sin pensar. Me dejé llevar y te llevé conmigo hasta el final. Entiendo tu suspiro, entiendo tus manos frías y tu mirada enamorada. Entiendo que quieras apretar con fuerza, que tu bala me llegue a alcanzar para no volver a verme nunca más. Entiendo que tus días conmigo hayan sido replegados en aquel vacío sótano de verano donde tantas veces nos hemos amado, y si así lo deseas, tranquilo que yo no me muevo, tú dispara y que sea la bala quien decida quién gana, pero solo déjame decirte que no fui yo quien decidió la huida, quien decidió la muerte de mis besos o de mi deseo, déjame decirte que igual que entré en ti sin preguntar, salí dejando una nota dando las gracias por tu hospitalidad, pero que aquel no era un lugar donde yo me podría quedar.

Aprieta con tanta fuerza como desees, sé que solo es cuestión de disparar y después, sé que te girarás y que podrás volver a caminar. Fui algo de ti, y aunque ahora me odies, quizás con el tiempo entiendas que no se trata de desear, porque yo desee quedarme contigo, pero mi camino se tornaba en otro sentido.

Dispara, que aún no me he ido, intentaré parar tu bala con los dedos, y si no es así, correré el riesgo, porque entiendo tu disparo y tu corazón arañado.

Dispárame.



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