Una figura negra.


-¡Qué pases un buen día cariño!.¿No me besas?
-Pero si te veré esta noche...

-Buen viaje cariño. 
Gracias, y espérame ¡eh!.
-Cuídate y lo haré.

-Llámame cuando llegues, o me preocuparé.
-Tranquilo, lo haré.

-¿Cuándo vuelves, te echo de menos?
-Mañana, y te besaré de día y de noche.



Las luces brillaban en la ciudad y el cielo respiraba libertad.
Las calles aunque frías,  permanecían tranquilas.  
Llegaría a casa y la besaría. Prometió cuidarse y así lo haría. Le llamaría y él volvería. 

Pero fue entonces cuando sonó y el cielo del mundo entero se cayó. 


La noche llegó y su beso se perdió. 
El viaje empezó y de cuidarse se olvidó.
No llamó porque nunca llegó.
Y el mañana no regresó por que la noche lo mató.

Estas son sus historias y quien sabe si mañana las nuestras.
Esta es la historia de las miles de vidas que perdemos día a día, de las que perderemos mañana y quizás de los que nos vayamos por culpa de esta guerra. Tengamos cuidado en tildar a quienes tienen la culpa, no todos son participes de ella. Tengamos cuidado en pensar que estamos a salvo. Tengamos cuidado en creer que esta guerra no es nuestra porque quizás cuando seamos conscientes sea demasiado tarde y no tengamos voz para gritar contra esta barbarie. 

¡BASTA YA, aunque nadie nos oirá gritemos por sus vidas, por las nuestras y por las de los que vendrán!


Hoy pido un gesto de fraternidad por París, por Siria y por el resto de la humanidad.













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