serotonina
¿sabes lo qué es la serotonina?
Es la típica palabra que todos alguna vez hemos oído en nuestra vida y cuando nos paramos a pensarla fríamente no tenemos ni idea de lo que significa, y a los hechos me remito. Vale, sí, puede que casualmente tú que estás leyendo esto sepas a la perfección el significado de estas cinco sílabas, pero llevo unos días preguntando a todo mi entorno a cerca de esta nueva palabra, lo de nueva ahora os cuento por qué, y os puedo asegurar que he recibido respuestas de todo tipo:
sensación de que es algo que acelera
vitamina
medicina
relajación del cuerpo
algo que estimula
del cerebro
deporte
algo tipo bilirrubina y esas cosas
hormona del miedo
Como podéis comprobar sus respuestas han sido de lo más variopintas. Tengo que decir que hace unos días cuando oí esta palabra (que ya me sonaba de antes, todo sea dicho) me hice la lista, asentí firmemente creyéndola conocer y dejé que fuese la otra persona confiada en mi seguridad quien continuase la frase... ya sabéis la vida está para saber venderse ;p
La serotonina es la conocida "hormona de la felicidad", pero ¿qué es la felicidad? Eso mismo le pregunté a la otra persona que estuvo unos instantes mirando al frente, imagino que tratando de buscar dentro de sí misma una respuesta que resultase convincente y quizás un poco fuera de lo normal para seguir en su línea.
Bastaron unos segundos para que su mirada, perdida en el oscuro horizonte que acechaba aquella noche, se tornara dispuesta a empezar a hablar. No recuerdo exactamente cuál fue su respuesta tras ese stand-by en el tiempo. Algo así como que la felicidad no es mensurable. Mis ojos se voltearon como ya había hecho en otras ocasiones, ¿de verdad me estaba diciendo eso?
Mi cara lo dijo todo, pero me di cuenta de que sus ojos pedían más de mí, sabía que no podía empezar con el mismo discurso de siempre, asentí y me limité a entender su forma de ver la vida y su forma de definir la palabra felicidad. Sus ojos eran un volcán a punto de erupcionar y yo sabía que la lava nos podía quemar. Esta vez preferí quedarme ahí y ver la trama oculta tras ese verdoso iris que en la oscuridad del amanecer brillaba intensamente como la luz de la luna que aquella noche, por cierto, andaba oculta.
Siempre he sido de creer que la felicidad es valorar, ser consciente de lo bueno que tenemos, cuidar a los nuestros, aprovechar los momentos y vivir cada día como si fuéramos a morir mañana. Una frase a la que recurro mucho últimamente. Pero no es así. Eso no es la felicidad y es que hay tantos tipos de felicidad como personas en el mundo.
Quizás tú seas de tortilla de patata sin cebolla y yo con ella. Quizás lo que a mí me hace feliz a ti no, y no significa que alguno de los dos no nos sintamos plenos. Felicidad puede ser una copa de vino con una mano amiga en un día de mierda o trabajar duro para cumplir tus sueños incluso dejando otros de lado. Que no es más feliz quién más tiene, es más feliz quien aun teniéndolo todo, o creyendo que lo tiene, lo vive como dice la canción de Leiva como si fuese su última oportunidad en este mundo.
Curiosamente la gente que hemos vivido momentos más dolorosos o golpes más duros, y no me gusta utilizar esta expresión porque los problemas no se deben medir en ninguna escala cada uno los vive como los vive y no hay ni mejores ni peores, tendemos por regla general a tener esa filosofía de quitarle hierro al asunto y vivir. Pero tengo que deciros que aún así esta filosofía es pasajera, puedes tener unos meses muy duros o años y luego cuando vuelves a la normalidad vuelves a preocuparte porque enviaste un correo con el asunto mal puesto y tu jefe te la puede liar.
Bastaron unos segundos para que su mirada, perdida en el oscuro horizonte que acechaba aquella noche, se tornara dispuesta a empezar a hablar. No recuerdo exactamente cuál fue su respuesta tras ese stand-by en el tiempo. Algo así como que la felicidad no es mensurable. Mis ojos se voltearon como ya había hecho en otras ocasiones, ¿de verdad me estaba diciendo eso?
Mi cara lo dijo todo, pero me di cuenta de que sus ojos pedían más de mí, sabía que no podía empezar con el mismo discurso de siempre, asentí y me limité a entender su forma de ver la vida y su forma de definir la palabra felicidad. Sus ojos eran un volcán a punto de erupcionar y yo sabía que la lava nos podía quemar. Esta vez preferí quedarme ahí y ver la trama oculta tras ese verdoso iris que en la oscuridad del amanecer brillaba intensamente como la luz de la luna que aquella noche, por cierto, andaba oculta.
Siempre he sido de creer que la felicidad es valorar, ser consciente de lo bueno que tenemos, cuidar a los nuestros, aprovechar los momentos y vivir cada día como si fuéramos a morir mañana. Una frase a la que recurro mucho últimamente. Pero no es así. Eso no es la felicidad y es que hay tantos tipos de felicidad como personas en el mundo.
Quizás tú seas de tortilla de patata sin cebolla y yo con ella. Quizás lo que a mí me hace feliz a ti no, y no significa que alguno de los dos no nos sintamos plenos. Felicidad puede ser una copa de vino con una mano amiga en un día de mierda o trabajar duro para cumplir tus sueños incluso dejando otros de lado. Que no es más feliz quién más tiene, es más feliz quien aun teniéndolo todo, o creyendo que lo tiene, lo vive como dice la canción de Leiva como si fuese su última oportunidad en este mundo.
Curiosamente la gente que hemos vivido momentos más dolorosos o golpes más duros, y no me gusta utilizar esta expresión porque los problemas no se deben medir en ninguna escala cada uno los vive como los vive y no hay ni mejores ni peores, tendemos por regla general a tener esa filosofía de quitarle hierro al asunto y vivir. Pero tengo que deciros que aún así esta filosofía es pasajera, puedes tener unos meses muy duros o años y luego cuando vuelves a la normalidad vuelves a preocuparte porque enviaste un correo con el asunto mal puesto y tu jefe te la puede liar.
En definitiva, no podemos ni debemos decir quién es más o menos feliz, que es algo que oímos muchos con las redes sociales. Unos serán de tortilla de patata con cebolla y otros sin, pero lo importante en esta vida es respetar cada línea de felicidad o incluso aunarlas y porque no, crear nuevas.
Acabo de leer en un grupo de WhatsApp a una de mis amigas escribir "estoy en un momento pleno". No os hacéis una idea de la sonrisa que se ha dibujado en mi rostro, no os hacéis una idea de lo feliz que hace compartir la felicidad. Da igual del color que sea, de la forma que sea o de donde venga mientras haga sentir a una persona plena.
La serotonina es un importante químico y neurotransmisor en el cuerpo humano. Se cree que ayuda a regular el estado de ánimo, el comportamiento social, el apetito, la digestión. el sueño, la memoria, el deseo y la función sexual. Puede haber un vínculo entre la serotonina y la depresión.
Cómo aumentar la cantidad de serotonina del cerebro:
<<cambios brusco de estado de animo: actitud más irritable, mal humor, pensamientos negativos, arrebatos de enfado o de llanto,mas agresividad ira o susceptibilidad.
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