El reflejo del espejo me dolía

El otro día escuché una canción de Belén Aguilera, Mía se titula. Ya solo ese monosílabo llamó mi atención y sin conocer ni una estrofa de la nueva melodía me la llevé conmigo. En ella, siento hacer spoiler, habla de una chica que evoluciona y que no borra ni olvida lo que un día fue, pero canta sutilmente que hubo un momento de su vida en el que el reflejo del espejo le dolía, ¿a quién no le ha pasado?

Me inspiró y lo hizo en un día donde además, el nublado estaba dentro de casa y no fuera. Hay días cuando las cosas no salen como querías y es cierto, hay días que el vaso de agua está mas vacío, que el labial rojo se ha gastado, la música no suena y no entra ni un pequeño haz de luz por la rendija de la ventana. Hay días que echas de menos lo que habías aprendido a olvidar, hay días que deseas abrir la puerta que un día cerraste por miedo a que entre un viejo o quizás un nuevo fantasma. Hay días que no soy mía. Como imagino que te pasa a ti.

Duele estar mal o ver a quien quieres mal, pero yo me quedo con una frase que me dijo una vez una amiga mía "No es malo llorar, ni aún estando feliz". Jamás me paré a pensar lo necesario que puede ser tener la necesidad de  estar triste un día, o por llamarlo de otra forma, menos alegre, ¿y qué pasa?

La gente que solemos estar con una sonrisa infinita cada día somos los más expuestos a los ojos del resto en esos días de capa caída. Pero en esos días he aprendido a abrazarme muy fuerte y a recordarme que soy mi amiga, y que si no fuera por mí por quién sería. 

Quizás el fuego del pasado ya esté apagado, pero mañana puede aparecer otro igual o peor que el que ahora se levanta amenazando con arrasarlo todo. Después de cantar cuatro canciones donde las lágrimas me hacían los coros siempre volvía a mirarme al espejo dispuesta a hacerle un jake a cada llama que amenazase con devastar todo lo que un día me hizo feliz, pero siempre lo hacía siendo mía. Los días en los que el reflejo del espejo me dolía me ayudaron a perdonarme las caídas, a querer mis heridas y me hicieron hoy ser más mía que en ninguna otra vida.

No encuentro mejor momento que este para dar luz a estas palabras. Hoy he leído en un grupo de WhatsApp una frase que me ha hecho entender que no sufrimos solos en estos momentos, decía "No quiero cabrearme que hoy estoy feliz y quiero aprovecharlo". Y es verdad, estos días donde todo está en el aire y las lágrimas a veces caen solas las sonrisas nos dan vida y como ella decía, hay que aprovecharlas.

Os ánimo a que no os sintáis mal al reconocer que tenéis pavor ante este desconcierto. Las teorías dicen que tenemos que desahogarnos, pero nunca dicen cómo, pues cada uno canaliza sus emociones de una forma distinta, puede ser llorando o bailando. Sea como sea, os mando un beso enorme a todos aquellos que estáis en la misma montaña rusa jugando con la cara A y B de estos días.

Y a todos aquellos que os miráis al espejo y tenéis sentimientos encontrados, solo os voy a decir una cosa, una sonrisa aunque no os deis cuenta, cura el alma y apaga cualquier fuego.