s

Había varias formas de mirar tras el cristal cuando llovía, pero solo una de sentirse. 
Había varias formas de ver el caos de aquella ciudad que caía cuando el cielo se partía.
Había varias formas de  imaginar que las luces que se encendían eran reflejo de otras vidas.
Había varias formas de calmar el cuerpo cuando el trueno sonaba y luego nos alcanzaba.

Había varias formas de hacerlo, como todo en la vida, pero solo hubo una forma de dibujar en aquel cristal empañado por el frío de diciembre, y aún la recuerdo. Aquel día que me marché, para nunca más volver. Aquel día que el fuego me atrapó y decidí salir ardiendo con él. Aquel día que te besé prometiendo que sería la última vez, aquel día que llovía, y que la ciudad se destruía como tu historia y la mía, para hoy poder bailar bajo la lluvia y no a través de ese cristal que nos lo impedía.

Comentarios

Entradas populares