La cuesta de enero


Están los que se quedan y lloran por los que se van, están los que se van y lloran por los que se quedan, están aquellos que ni vienen ni van, pero empiezan de cero, los que entran y los que salen y luego estamos nosotros, los que vivimos con una intensidad desbordante todo aquello que nos da la gana. Y sí, así es como llega enero, primer mes del año, punto de partida o de llegada, depende de cómo lo queramos mirar y la referencia que se tenga.

Mes de propósitos, aunque siempre han sido mentira, yo estoy todo el año haciendo propósitos a corto plazo, no sé vosotros, pero lo de a largo plazo me apabulla bastante, poco a poco y con buena letra como nos dicen nuestros mayores salen las cosas mucho mejor, además, así te dejas sorprender por aquello que no había ni siquiera asomado la cabeza en la lista de propósitos de año nuevo y que llega sin más. Y es que es verdad, que sería de cada 31 de diciembre si no tuviéramos esas cosas que nos han llegado de imprevisto, que nos han subido y bajado en décimas de segundo y nos han volteado el corazón a una velocidad estratosférica, digo yo.

Así que un día, no me digáis por qué, me senté a reflexionar sobre qué era enero. Vale sí, os estoy mintiendo, no sé por qué digo que no lo sé cuando en verdad fue porque dije: ¡Enero para un poco! Nos estaba agotando tanta intensidad en un plazo de tiempo tan corto, pero ahora que lo pienso ¿agotando? o ¿gustando? Ni idea, tendremos que esperar once meses más para hacer balance de los propósitos cumplidos, los fallidos y el factor sorpresa. 

Amigos, fijad vuestra atención en la cuesta de enero, bueno no, no os fijéis, subidla plenamente, que ni es cuesta ni es nada, es eso a lo que se le ha atribuido ese nombre porque el Blue Monday justamente cae en enero y claro, parece que todo es un poco más oscuro que el pasado mes con los villancicos, los turrones y encuentros familiares.


No sé vosotros, pero yo “haré de la cuesta de enero nuestra rampa de lanzamiento” y que todo lo demás venga, que aquí estaré sentada en mis rincones de siempre y en los nuevos, con los de siempre, los que han llegado ahora y  los  que llegarán, con alegría o algún bajoncillo, ¿qué año no hay días tontos?, y bueno tontos todos los días, no se me olvida... como sea, pero aquí estaré, bueno estaremos porque me niego a lanzarme sola… ¿Quién se viene?



Comentarios

Entradas populares