Infierno

Podía salir el sol o esconderse. Podía la luna brillar o desaparecer. Podía el cielo estar negro o azul, ahí estaba yo, esperando o más bien esperándote.

Llegó el frío, la lluvia, los días cortos y los paseos a solas, más tarde llegó el calor y ahí seguía yo, sin dar señales de vida, sin avisar, pero vigilando, sin hacer ruido, pero retumbándome el corazón, sin creer en las casualidades, pero queriendo provocarlas. Ahí estaba yo, curándome en silencio mientras te miraba a lo lejos.

Veía el reflejo que yo quería, veía tus ojos donde ya no estaban, creía intuir tus pasos, podía volverme loca en dos minutos, pero ahí estaba esperando a que me cogieses de la mano y me invitaras a cruzar el infierno contigo. Si lo hacíamos juntos no podía ser tan malo como lo pintaban, ni tan difícil como alguna vez creímos. Nosotros somos más fuego, más magia, más juntos que separados, somos mucho más que eso.

Pero ya ves, ahí sigo esperando (te) dispuesta a saltar y tú sin saber de lo que soy capaz antes de que seamos demasiado viejos.



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