Miedo

Me da miedo

Me dan miedo los caudales fríos, secos y helados que recorren nuestros cuerpos. 
Me dan miedo las mañanas que nos despiertan embravecidos y las noches que nos duermen entre nieblas. Pero más miedo me da el calor que nace de nuestras bocas, entre cada suspiro, que quiebra, destruye y desequilibra cada gota del cauce.

Me da(s) miedo.

Hace más frío lejos que cerca. Hace más frío fuera que dentro. Hace más frío con luz que a oscuras y en silencio. Hace frío o hacía frío.

Me da miedo cuando una luz se enciende en el umbral y el hielo empieza a aterrizar en la pista que hay del pecho a mi barriga. 

Me da miedo. Y sí, da miedo cuando un sí y un no resquebrajan, funden e implosionan el hielo que sostenía nuestros cuerpos, haciendo temblar cada una de nuestras terminaciones nerviosas mientras que las palabras se entrecortan, la niebla se disipa, el silencio nos absorbe y en el cauce corre a gran velocidad haciéndonos sudar.

Me da miedo, pero ya no hay hielo.




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