Impulsada por el aire

Él solo la miró, antes de que ella subiera la cremallera de su abrigo hasta arriba. Sonrió y delegó en el destino la felicidad de aquella a quién amaba y por quien aquellos días suplicaba.

Risueña, desde el otro lado de la habitación, le devolvió la sonrisa. Una sonrisa tímida, sabía que con solo mirarla la estaba dejando desnuda y viendo cada uno de sus sentimientos en el brillo de sus ojos. Ahora lo recuerda y sabe que desde aquel lado de la habitación se sabía mucho más de lo que se habría podido imaginar.

Le dio la espalda, cerró la puerta y ambos volvieron a sonreír, pero ahora en caminos distintos para siempre.


"El agua ya estaba por nuestros cuellos, a punto de asfixiarnos y lo peor de todo era que creíamos que el huracán había pasado y aún solo estábamos atravesándolo. Estábamos atrapados y el letargo sería largo"


El agua cubrió sus ojos en la madrugada y en el amanecer se había hundido por completo. Ya nada sonaba, nada la cuidaba, nadie la desnudaba el alma con solo una mirada y nadie la sonreía desde aquel lado de la habitación. Se volatilizó en el aire todo y jamás sería recordado por que así quedó sentenciado aquella noche.


¿Qué mas daba si no volvías a ver la superficie nunca? ¿Qué más daba si no volvías a respirar? ¿Qué más daba si ese agua estaba helada? ¿Qué más daba si ese agua te asfixiaba?


Ahora sabe que aquella sonrisa fue lo mejor que le pudo pasar en la vida, ahora sabe que por esa sonrisa confió en el tiempo, en la vida y en aquello que él algún día le enseñó, el amor. Ahora sabe que aún cuando no se había marchado ya  caminaba a su lado. Sabe que le salvó la vida y le dio el aliento que necesitaba para salir de la profundidad de aquel agua, enredada en caída libre en uno de los abismos más oscuros.

Ahora ya sabe que anda impulsada por el aire; amando, sintiendo, anhelando y sonriendo.







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